Esta tradición se remonta en 1909, cuando la cosecha de uvas de esa temporada llevó a los viticultores españoles a repartir lo que sobraba y alentar el consumo para atraer la buena suerte.
En esos años, a principios de siglo, había hambre y por tanto hablar de excedente es arriesgado, teniendo en cuenta que las cosechas de uva por entonces eran pequeñas.
En la comarca del Vinalopó en el levante español, los mayores sí recuerdan que alguien les contó que algún lugareño guardó, como singular y exquisito postre para la cena de Nochevieja, granos de uva suficientes como para que cada persona los tomara cuando el reloj diera la medianoche.
El centenario postre se fue incorporando de forma imparable a los festejos populares y espontáneos para despedir un año y recibir al siguiente en las plazas de los pueblos, donde se concentraban los vecinos para escuchar juntos las doce campanadas del reloj más emblemático del lugar.
La retransmisión de las doce campanadas comenzó en Tv Española en el año 1962, anteriormente se seguía únicamente por radio. Durante muchos años, sobre todo cuando sólo existían las dos cadenas de televisión pública, se televisaban desde la Puerta del Sol de Madrid. Por el reloj, 35 segundos antes de las doce, una bola del reloj baja, sonando un carrillón. Después suenan cuatro campanas representando los cuatro cuartos, y por último, a las doce en punto comienzan las doce campanadas, una cada tres segundos aproximadamente.
¡Feliz 2009!